Leo lo que veo

La lectura no es una destreza natural. Es un proceso de aprendizaje adquirido, dirigido por un adulto. Un niño está preparado para aprender a leer en un libro, cuando posee la madurez suficiente tras asegurarnos que:

  1. Sabe hablar.
  2. Tiene un vocabulario amplio. El vocabulario que se le presenta de forma escrita debe pertenecer a su léxico interno o aprenderlo con la asociación dibujo-palabra. Al sonorizar la palabra escrita, la comprende si la conoce.
  3. Tiene desarrollada la conciencia fonológica. Discrimina de forma auditiva unos sonidos de otros.
  4. Tiene desarrollado aspectos fonológicos, lingüísticos y cognitivos:
    • Segmentación fonética de palabra en sílabas y fonemas. Es más fácil para el niño el análisis desde la palabra a la sílaba, que desde la sílaba al fonema o grafema.
    • Aspectos lingüísticos desarrollados en el lenguaje oral. Escuchar y narrar el cuento de referencia, y ampliación del vocabulario con las palabras de referencia en cada sílaba.
    • Aspectos cognitivos teniendo en cuenta la capacidad de memoria operativa (facilitar frases cortas), el sistema semántico (interviniendo el vocabulario y la experiencia del niño) y el conocimiento que tenga para entender los textos y sus inferencias.
  1. Tiene desarrollado aspectos de la discriminación visual. Las distintas actividades propuestas en Leo lo que veo, potencian todos estos fundamentos esenciales para el éxito lector.